Al principio en el colegio los otros chicos me molestaban y se reían de mí, pero ahora soy uno más. Es difícil cuando intento salir a lugares fuera de mi bario o donde la gente no me conoce”, dijo Patil según publica el británico The Sun. Desde que tiene diez años, el chico-lobo es sometido a todo tipo de tratamientos, que incluyen alopatía, homeopatía y ayuverda, y las más recientes técnicas con láser, pero ninguna dio resultados. “Ni siquiera pudieron hacerlo con láser. El pelo creció devuelta y los médicos ya no tienen respuestas”, agregó el chico. Fuera de la impresión que causa en quienes lo ven por la calle y no lo conocen, Patil vive una vida normal: “Juego al cricket con mis amigos, corro y no me molesta para nada. No tiene olor, no pica ni produce sarpullido. Pero me gustaría que me lo saquen”.
lunes, 19 de mayo de 2008
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